miércoles, 30 de junio de 2010

Tratando de olvidar...

Estás siempre alli. En ese lucero que ríe burlándose de mis intenciones en las frías madrugadas, en el empedrado irregular que ando y desando en las noches tratando de atar y desatar recuerdos, queriendo olvidar. Estás allí. En el relato del viento que viajo desde allá lejos para traer tus palabras, impidiendo que duerma para tratar de olvidar. En el mate caliente que vuelve a mi, haciéndome sentir de nuevo tus labios calientes en aquel corto viaje de madrugada, en invierno. En las gotas de lluvia que mojan mi mente, y en tu sonrisa que refresca, y en tu mirada.En el vaivén que produce la brisa en la copa de los árboles, que me hace imaginar la suave cadencia de tus caderas al caminar. Estás alli, en un porta retrato imaginario que poseo, que estalla en multicolores arcoiris en la paranoia cotidiana, y hace que te mire en los rostros de la gente. Estás en las luces de la ciudad, en la electricidad de un día agitado, en los juegos de los niños y en el canto de mil cigarras en verano. En febrero y en marzo, y en diez meses más; en el tiempo. En los años que llevo amándote, y en los años que vendrán. Estás allí. Vas en aquel autobús lleno de rostros tuyos, sonriéndome. Te apareces de pronto en el callejón vacio, o ríes con sonora carcajada en la silenciosa quietud de mi recámara. Estás en la diáfana transparencia de un domingo cualquiera. En cirios encendidos a los santos de tu historia, o en una tarde de tristeza acumulada. En el llanto rojo de la noche por el día que se acaba. Y te vuelves ahora mariposa, y más tarde, playa abandonada. Faro solitario en noches tormentosas, y llanto de mujer que me estremece de pies a cabeza. No sé como hacer para sacarte de mi mente. Ries de nuevo en cada estrella, y lastimas mis sentidos con aquellos aromas tan tuyos que derramas a tu paso. La lucha que tengo por apartar tu figura es cruel, como latigazos que rasgan mi piel, y a pesar de todo, sigues allí. Abrazo y muerdo a mi almohada, y traigo aquellos verdes de los cerros, de los montes, de los campos de cultivo. Resuenas en mi alma como alegres campanadas que sonaban en la iglesia aquella a la que acudia cuando niño... Te vuelves ternura, te has vuelto locura, y eres ternura en palabras como madre, como hijo. Y te vuelves ternura en aquellas caricias que supiste dar en aquellos momentos, siempre lejanos, siempre cercanos. Tratando de olvidar te recuerdo, y tu lejanía no hace sino acercarte aún más cada día. Estás allí De mañana , siesta, tarde y noche. En las madrugadas de insomnio, de asombros y de gritos silenciosos. Estás en los segundos, en los minutos, en las horas y en los días. Siglos que se vuelven pensamientos perennes, fruto agridulce en la cuna del recuerdo que nace cuando trato de olvidarte.Estás allí, siempre. En la rosa de los tiempo eres siempre mi norte. Y hacia ese rumbo ire yo con mi velero, cuando venza a tus fantasmas, cuando encuentre aquel camino que me lleve a tí. Estás allí, y tu recuerdo golpea fuerte cuando trato de olvidarte. Voces, caminos, sueños y esperanzas que se pierden. Lucho en contra de ellos, y de nuevo en la calle, acortando distancias, devorando horas, soportando a tus soles que me queman, consumiéndome, volviendome más viejo cada día que transcurre, alejándo aquello que deseo con el alma. Y en la noche mía, cada día, leo en primera plana que has ganado elecciones en Colombia, y apareces de nuevo en los avisos clasificados, y te veo en pronósticos del tiempo, por televisión, y viajas a mi lado, y te duermes en la misma cama. Ya no me llamas, ni me envías mensajes, y eso ayuda a olvidar, y no es lo que deseo. Mas, de pronto, algun mensaje tuyo para avisar de un aviso en sociales, y contesto de inmediato, y soy débil ante cualquier señal tuya! Sueño despierto contigo, y de nuevo, tu imagen, tus ojos, tus manos, tu perfume de mujer. Siento tus uñas raspando suavemente el dorso de mi mano, como acostumbrabas, como me gustaba. Y me quiero beber todo el aire que viene del este, pues vives en el lado de donde sale el sol! A veces, sueño con ser brisa nocturnal, y corro las distancias para entrar por tu ventana, tan solo para mirar tu rostro dormido y amado por la luna lunera cascabelera, dile a mi amorcito por Dios que me quiera... Y despierto llorando como niño por haberte perdido y no he vuelto a encontrarte. Y lloro de nuevo pensando en los momentos que pasé contigo, y mis lagrimas vuelven de la tristeza, a la alegria. Y recuerdo con alegría los besos que dí a las colinas que tienes por cuerpo; me bebí de un sorbo toda el agua fresca de tus manantiales, y me comí enteros los rojos frutos que tienes por labios! Recuerdo entonces como me embrigabas con la miel de tus besos, y río de alegría cuando pienso que te tuve alguna vez, en mis brazos! Y pensar, que hasta hice planes, contigo. Y deseé que tengas un hijo mio, que llevaría el nombre de tu madre, y de la mia, si fuera niña, y si niño, tú se lo pondrías. Y todos los días, todos, todos, procuro olvidar, recordando, algo que no podré mientras viva. Entonces, salgo a la calle con la mirada altiva, sin temor a nada, enfrentando a fantasmas propios, y a los tuyos. Y me acompañas siempre. Y no es lo que quiero, pero no. Si quiero que estés siempre allí. Por siempre. Y así, no me queda otra que repetir que tu recuerdo sí que golpéa fuerte, a cada instante... cuando trato de olvidarte!