La noche demoro en traer
tu aroma suave, pero infinito.
Me costo entrar en el complejo camino
que conduce a la enmarañada selva
que tienes por vida.
Hoy vivo en ella, y por ella.
Esa selva tuya trajo a mi el sosiego y
la alegría que solo tu puedes trasmitir.
En ella encontré el arroyuelo manso que baja
entre piedra y arena,
y entre cloaroscuros, fresco,
calma mi sed.
No me dejes ya,
mujer de la vida simple, y a la vez, complicada.
Déjame vivir por siempre
mi vida en la tuya.
Deja que recorra y conozca
los ondulados caminos que llegan
al paraíso terrenal que hay en tu cuerpo.
No me dejes nunca.
Quisiera despertar con tus cabellos en mi rostro
y tu cabeza apoyada en mi hombro.
Deja que la realidad de mis sueños
estén conmigo.
Y no te vayas nunca.
Vida, mujer, amiga.
Esperanza, sueño y realidad mía.
Ven. Ya no temas. Toma mi mano.
Camina conmigo y sueña, y vive.
Andemos juntos tus caminos,
ondulados caminos que conducen
al paraíso terrenal
que llevas como cuerpo.
sábado, 31 de enero de 2009
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