miércoles, 10 de febrero de 2010

Noche cálida,

El corazón
galopa alocadamente
llevando mi rostro al viento,
fresco viento,
curtiéndolo ,
llevándolo casi a una sobredosis
y éxtasis sin nombre,
sin tiempo,
sin sonidos que me recuerden
que estoy vivo!
El calor de la grande y vieja ciudad
llena todos los espacios de mi cuerpo
y mente.
Lo gris se vuelve explosión ahora,
y aleja los pensamientos que siempre,
siempre,
aquietan mi persona.
Me hubiera gustado tenerla aquí,
a mi lado,
golpeándo mi identidad
con latigazos crueles de su perfume...
Ay!... Como duele...
Me duelen tanto su lejanía,
y también la oscuridad
que me invade en la profundidad
del calor de la ciudad vieja,
vieja ciudad.
Y de nuevo,
mis pasos intentan acercar
aquella imagen que amé una vez,
y hoy no la puedo encontrar!
Y de nuevo, mis manos buscan
en esa oscuridad caliente,
casi viscosa,
aquella carcajada fresca,
como salida de arroyos frescos, cantarinos!
...pero, de nuevo los latigazos
de su lejanía que se acrecientan aún más
en la calurosa madrugada
de la ciudad vieja,
Vieja ciudad.
Y allí, me vuelvo viejo, con la ciudad vieja,
con los recuerdos tambien viejos
de tiempos que han pasado y que no vuelven
aunque las horas pasen,
y los latidos que suenan a lo lejos
me hagan creer
que he conseguido vivir
en tu ausencia.

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