domingo, 20 de febrero de 2011

Recuerdos de infancia

Cuando era niño..(aún lo soy, la mayoría de las veces!) Me gustaba sentir las mañanitas frías. Corría entonces a tirarme al lado de mamá,en sú cama, que generalmente, ya me esperaba, si es que alguna de mis hermanas no me ganaba de mano. Era bueno sentir la tibieza de la piel de mi madre, y no quería levantarme más! Pero... Ella sí sabía como conseguir despegar mi cuerpo de las sábanas calentiitas! Su secreto...Era esperar a que me duerma un momento, y entonces... Despertaba con la naríz llena del aroma del café más rico del mundo! Todo lo anterior se olvidaba entonces, y los tres hermanos acudiamos al silencioso, e inteligente llamado de Mamá. Entonces, la mesa estaba ya llena de crocante pan francés, leche fresca que ella compraba del carrito lechero que todos los días pasaba a la misma hora, todos los días... y el café. Humeante, casi negro, de penetrante aroma, y casi tan rico como el dulce de leche que untaba con amor en cada rebanada de pan. Algunas veces, y en esto era yo el único con ese tipo de antojos, le pedía antes del café, un huevo frito! ¡No había entonces niño más felíz que yo, con el deseo cumplido, la mirada envidiosa de mis hermanas, y las caricias de mi madre! Hoy tengo ganas de llorar al recordar.Y me hubiera gustado despertar de nuevo siendo niño, y saltar de la cama para abrazar a Mamá, y decirle que la quiero. Y observar su bello rostro, redondo como luna llena, mientras ella, primorosamente, le pone mantequilla al rico pan crocante. Y pensar en aquella tonadilla que decía... "Esta mañana me levanté, Pan con manteca, y rico café... Sí, sí... Rico Café!" Y río llorando, al recordar!

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