martes, 11 de mayo de 2010

La que llegará.

Ella está cerca,
la presiento.
Y llegará.
Más tarde o más temprano.
Como vieja amiga la veré llegar,
y no temeré.
No la imagino como lo hacen otros.
La veo fina y delicada.
Elegante.
Vestida de fiesta ella llegará,
vestida de sedas y fragantes rosas,
tomará mis manos llevándome a danzar.
Y en baile sublime, donde estallan luces,
música agradable, e historias de vida,
encontraré mi camino, y mis sueños dorados.

Es mujer,
compañera inseparable.
Mi amiga inefable, la que siempre llega.
Tal vez no la sienta,
o quizás me lleve a un camino de dolores.
No lo sé.
Pero el murmullo marino debe estar allí,
y las voces del bosque de verdes,
y dorados, y de soles que vienen y van.
Y estará también tu risa de cascabeles, y tu voz,
tu presencia pura, cristalina, diáfana.
De su mano fría
iré por mi vida,
poniéndome triste recordando errores,
mas, alegre seré cuando encuentre aciertos.
Y ella mostrará ante mis ojos
alegrías y penas. Risas, pero también llantos.
Blancos y negros, Y lo frio, y lo cálido.
Sé que llegará mi amiga inefable,
la que nunca falta.

Continuará lloviendo, en las noches,
como así en los días.
Volverá el sol, luego de la noche,
las manos frías,
y los pies descalzos,
luego de los llantos
en el camposanto.
Y mi carne será tierra,
para volverse tiempo.
Crecerán hierbas en la tierra
que ayer fué carne.
Y será tiempo y viento.

Reviso las horas,
recojo experiencias.
Atando recuerdos, gimiendo dolores.
De su mano iré.
La imagino bella. La veo elegante.
La cité un buen día que nunca veré.

Sé que llegará mi amiga inefable.
Ella nunca falta, y no tengo temor.
De su mano iré
como la canción que tuve por vida,
más allá del llanto en el camposanto,
con las manos frías,
y los pies descalzos,
más allá del tiempo que ya no existirá.

Mi amiga inefable. La que siempre llega.
La imagino bella, la veo elegante.
Y no temo encontrarla...
O talvéz...un poco?

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