viernes, 18 de septiembre de 2009

Te he buscado. Te encontre. Te perdí.

Ángel...
Te he buscado en todas partes,
y te encontré allí.
Siempre estuviste allí,
en todas partes, y en ninguna,
siendo todo para mí.
Eras mi aire,mi sol, mis sueño,
mi todo. Mi pasado y mi presente.
Te nombraba en mis sueños, e ibas conmigo
por el camino de todos los días.
Eras mi paisaje, mi cielo azul, mi arroyuelo
que baja fresco del cerro,
mi rojo sendero,
mi bosque mágico. Eras oración, y cirio encendido.

Y hoy no estás.
Te dejé ir sin más.
Eras mi ángel.
Me duelen las palabras que dije.
Me duele la inseguridad que no merecías.
Me duele, ay! el tiempo que transcurre sin ti,
como latigazos que desgarran la piel,
dejando llagas en las que arde tu nombre.

Te sigo nombrando en mis sueños, y en mi rutina diaria.
Sigues siendo como el padrenuestro mio,
pero ya no estás.
Tu nombre es miel para mis labios,
pero me resulta amarga tu ausencia.
Mis sueños son solo eso. Sueños.
Y la imagen tuya ha quedado impregnada en mis ojos,
y tu perfume no me deja dormir.
Y me hiere la sombra de un nuevo fracaso,
y me mata el no tener tus manos entre las mías.

Eras todo y te dejé ir. Así, sin más...
Mi rumbo norte, mi viento fresco de las mañanas,
mi lluvia de verano, mis piedras del jardín, todo.
Eras mi ángel. Y estabas conmigo todo el tiempo.
En todas, todas, todas partes.
Y te dejé ir. Y estoy muriendo por ello.
Por haber dejado que te vayas,
por que ya no estás.

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